La situación inusual que vamos a vivir este verano a consecuencia de la pandemia del coronavirus ha llevado a muchas familias a invertir sus ahorros para las vacaciones en una piscina privada. Descubre cuáles han sido las causas que les han llevado a hacerlo y los dos modelos de piscina preferidos por los españoles.
Las circunstancias
La crisis del coronavirus y las medidas que el Gobierno ha tomado para luchar contra él han llevado a que, este verano, las piscinas públicas que abran sus puertas, que no son todas, lo hagan con una serie de medidas restrictivas que pasan por la reducción de su aforo u otro tipo de limitaciones, justo lo mismo que ocurrirá en muchas de las playas que hay por nuestro extenso litoral.
En consecuencia, y ante la posible reducción de destinos turísticos internacionales a los que se podrá ir este verano, la construcción de piscinas privadas se ha convertido en una auténtica moda, habiendo una multitud de familias que han decidido invertir el dinero que tenían destinado para sus vacaciones en la construcción de una de ellas y pudiéndose contar por docenas las obras para la instalación de piscinas en muchas urbanizaciones.
Ahora bien, las mencionadas piscinas pueden ser de hormigón, de poliéster o de acero y liner, siendo las dos primeras las más habituales en nuestra geografía. Por ese motivo, a continuación te indicamos cuáles son las peculiaridades de cada una de ellas.
Las piscinas de hormigón
Como puedes imaginar, las piscinas de hormigón son las de toda la vida, las que están construidas de la manera tradicional y en base a muros de hormigón y revestimiento de gresite. Obviamente, su principal ventaja es que tienen una altísima duración dado que la resistencia de los materiales con los que están construidas hacen que prácticamente no se deterioren a lo largo de los años, pero hay más.
En efecto, otra de las características fundamentales de las piscinas de hormigón es que son altamente personalizables tanto en tamaño como en las formas, sobre todo las que se construyen con hormigón inyectado. Siendo éste el principal motivo por el que siguen siendo las preferidas por la mayoría de quienes deciden invertir en la instalación de una piscina en sus propiedades.
No en vano, en las piscinas de hormigón no hay límites de tamaño y, más allá de las tradicionales formas rectangulares u ovales, pueden ser construidas de cualquier otra forma imaginable. Además, cabe destacar que hay muchos acabados distintos entre los que elegir, tanto para el interior como para el exterior de las piscinas de hormigón, lo que no hace más que poner aún más de relieve la condición de personalizables de la que estamos hablando.
En este sentido, y por poner un ejemplo, podemos decir que las escaleras pueden estar integradas en el vaso de la propia piscina en forma de arco sobresaliente de la piscina, u optar por las clásicas escaleras metálicas que tan frecuentemente vemos en las piscinas comunitarias,
Por otra parte, cabe decir que el tiempo de construcción de una piscina de hormigón puede ser de entre 10 y 20 días, dependiendo de sus dimensiones, de si es necesario excavar o del revestimiento elegido, por limitarnos a ciertas variables.
Esta circunstancia, además de los materiales, hace que las piscinas de hormigón sean las más caras, pero también las que presentan una mayor fiabilidad, durabilidad y, como ya hemos indicado, las que más posibilidades ofrecen en todo lo que tiene que ver con la personalización.
Las piscinas de poliéster
Por su parte, las piscinas de poliéster y fibra constituyen un tipo de piscinas prefabricadas de una sola pieza de poliéster y fibra de vidrio que, entre otras características, destacan por su rápida instalación.
En efecto, las piscinas de poliéster y fibra de vidrio tardan en instalarse entre 3 y 5 días, dependiendo del tamaño, de la excavación y de los complementos que haya que instalar.
Debido a que, como se ha indicado, se tratan de piscinas prefabricadas, las posibilidades de personalización en lo que se refiere al tamaño o las formas son mucho más reducidas que las que presentan las piscinas de hormigón, pero lo cierto es que hay muchísimas formas diferentes entre las que elegir, ya que las dimensiones oscilan entre los 3,5×2,5m y los 11x5m, por lo que no debería haber demasiados problemas para encontrar una piscina de poliéster y fibra adecuada para las necesidades que se presenten.
Además, las piscinas de poliéster y fibra son más fáciles de limpiar y mantener que las de hormigón, algo que ha hecho que de un tiempo a esta parte se hayan multiplicado sus ventas, sobre todo, entre quienes quieren llevar a cabo el mantenimiento por sí mismos pero no disponen de tiempo suficiente para llevarlo a cabo en una piscina de obra.
Otra de las virtudes de las piscinas de poliéster y fibra de vidrio está en que se adaptan a la perfección a cualquier condición climática y no suelen verse deterioradas por el calor o el frío. De hecho, este tipo de piscina es el que más se instala en los países del norte de Europa, donde la climatología es altamente inestable y los inviernos son especialmente fríos.
En cuanto a los acabados exteriores, cabe destacar que en las piscinas de poliéster y fibra pueden aplicarse exactamente los mismos que en las de hormigón, piedra natural o artificial, madera, etc…, de forma que su presentación no variará mucho si se las compara. Además, es posible revestirlas en cualquier momento de gresite o liner, lo que no hace sino equipararlas aún más con las construidas en hormigón.
Es decir, que tanto las piscinas de hormigón como las de poliéster y fibra son excelentes elecciones para quienes, como ya están haciendo muchas personas, han decidido invertir el dinero de sus vacaciones en una piscina privada y regalar a sus familias un equipamiento que hará mejor el atípico verano que comenzará muy pronto, con el objetivo de poder disfrutar de un baño y refrescarse ante la llegada del verano.