Este cottage datado del 1830 es una de aquellas casas llenas de encanto y personalidad. Tal como nos cuentan en The Style Files, esta casa pertenecía a un pescador. Paredes blancas, suelos de madera, muebles de época, telas étnicas y obras de arte moderno, nos encontramos con un interior luminoso, amplio y muy bello. el estilo ecléctico de la decoración, consiguen ofrecernos el carácter que todos buscamos
Para contrastar con las paredes blancas y los suelos de madera clara, muchos de los accesorios decorativos de este cottage son de color azul oscuro casi negro.
Cojines para las sillas, adorno para el centro de la mesa y jarrones que pretenden dar un toque diferente a uno de los rincones de la casa. El estilo étnico, por otra parte, está presente con la ayuda de los textiles, como en la alfombra que podemos ver en la fotografía.
La alfombra del salón, ayuda a separar de forma sencilla el ambiente de la sala al comedor.
Podemos comprobar esta voluntad por quererle dar un toque étnico a toda la casa gracias a los estampados de todos los textiles, algo que crea uniformidad y mucho estilo.
Los diferentes accesorios que podemos encontrar en la casa, se corresponden en color, para crear una concordancia cromática.
La cocina también es sencilla, blanca y funcional, con un suelo de baldosas de cerámica perfecto para esta zona.
La habitación abuhardillada no tiene grandes un exceso decorativo, busca la simpleza, siguiendo la tan manida frase de que «menos es más».
Láminas de dibujos sencillos y minimalistas y cuadros contemporáneos adornan las paredes de este cottage, pero de forma discreta, buscando el espacio perfecto entre toda la superficie.
Una tabla con dos cabelletes se convierten en un cómodo escritorio donde poder trabajar, con una pequeña ventana para que entre la luz.
Por último podemos ver el exterior de la casa de campo, con una pequeña zona de reunión para toda la familia.
