Las puertas automáticas de cristal son un elemento cotidiano al que estamos más que acostumbrados. Podemos encontrarlas a menudo en supermercados y hoteles, y pueden facilitar el acceso y salida de locales comerciales, edificios de oficinas, e incluso de algunas comunidades de vecinos sin necesidad de utilizar la mano o de realizar ningún esfuerzo.
No obstante, existen datos curiosos que, sin duda, la mayoría de la gente desconoce acerca de estos dispositivos. Es por eso que, a continuación, desvelaremos algunas curiosidades poco conocidas sobre el origen y el funcionamiento de las puertas automáticas de cristal.
Su primer referente se remonta al Siglo I d.C.
Aunque pueda parecer que la puerta automática es un invento moderno, lo cierto es que la primera puerta que se podía abrir sola data de hace más de 2.000 años. El artífice de esta versión primigenia fue Herón de Alejandría, un famoso inventor de esa época, cuyo objetivo no era otro que crear una puerta que se abriera mediante energía generada por vapor de agua. Con dicha energía, y con la ingeniosa ayuda de poleas y transmisiones, su puerta podía abrirse sola, para asombro de las gentes de la época.
De todos modos, no sería hasta el siglo XIX, con la aparición del motor eléctrico, que se perfeccionaría el mecanismo de las puertas automáticas mediante este tipo de tecnología.
Una puerta automática puede ser «pirata»
Desde mayo de 2005 existe una estricta normativa para las puertas automáticas, cuyo objetivo es el de garantizar ciertos parámetros de seguridad en su diseño.
Como suele ser habitual en estos casos, es posible encontrar en el mercado puertas automáticas, generalmente de precio reducido, que no cumplen con esta normativa. Dado que pueden llegar a ocasionar serios problemas de seguridad, existen campañas de inspección con el objetivo de detectar y sancionar la utilización de estas puertas automáticas ilegales.
Las puertas automáticas poseen numerosos sistemas de seguridad
Al tratarse de un sistema automatizado de apertura y cierre en el que la mano no interviene, es conveniente que estos dispositivos dispongan de una serie de sistemas que puedan evitar accidentes.
Así, por un lado, cuentan con fotocélulas que pueden detener, de forma inmediata, el cierre de la puerta en caso de detectar un obstáculo. Por otro lado, las puertas cuentan con un mecanismo anti aplastamiento, de modo que, si notan físicamente un obstáculo, permite al motor invertir su recorrido, o incluso detenerse por completo.
Además, también disponen de mecanismos mediante los cuales la puerta no pueda caer al suelo en caso de que el cable que la sostiene se rompa.
Todas se pueden abrir de forma manual
El hecho de que la puerta se abra y se cierre automáticamente resulta muy práctico cuando todo va bien, pero podría suponer un serio problema en casos de avería o de apagones. Por suerte, estos dispositivos están preparados para esta clase de eventualidades.
Es por eso que estas puertas siempre disponen de una llave o una palanca que permite desbloquear el motor y, así, poder mover la puerta de forma manual. Se trata de una medida de seguridad básica, que impide quedarse encerrado y permite el acceso al edificio en casos de emergencia.
La puerta automática más grande del mundo mide más de 70 metros cuadrados
Aunque es posible encontrar puertas automáticas de cristal de diversos tamaños, ninguna es comparable a la que ostenta el récord mundial. Esta puerta se encuentra en México, cubre exactamente 75 metros cuadrados, dando la vuelta a la casa en la que está instalada. El peso total de este mastodonte automatizado es de 4.000 kilogramos.